sábado, 2 de julio de 2011

Evento electoral con zancadillas, jugarretas, engaños y otras especies.

El año 2,011 tiene una característica especial, es electoral, y está plagado de todo tipo de jugadas, manoseos, engaños, violencia, shows, conferencias, diálogos, foros, y más.

Algunos políticos que ya están desempeñando un cargo se afanan por hacer obras cosméticas para convencer a los votantes de que son la mejor opción y poder continuar disfrutando de las mieles que genera disponer, a su sabor y antojo, del dinero de los contribuyentes. Otros, los que quieren ese mismo cargo, se empeñan a desinformar y calumniar a los que están ocupando el puesto para desplazarlos, porque saben lo que tendrán al llegar al mismo.

Se dan, entre grupos políticos y por supuesto entre personas, algunas componendas, algunos tratos, algunos trances, etc., que algunas veces no resultan como lo habían planeado originalmente y a medio camino se caen provocando las rupturas mas catastróficas y vergonzosas, al grado de tener que reconocer en público el trato original y las posteriores nuevas medidas a tomar para poner distancias. El problema es que ya todos los espectadores se enteraron y están decepcionados porque ahora ya están conociendo la clase de político que les quiere convencer.

Se montan estrategias publicitarias por demás descabelladas que según ellos logran el objetivo de desviar la mirada de los votantes hacia ellos o hacia puntos específicos de conveniencia. El problema es que se satura a la población de insensateces, que ésta los mira pero ya no los ve. Y lo que logran es un rechazo total a sus maniobras que se verá plasmado durante la jornada del 11 de Septiembre.

Los foros, no son mas que funciones circenses en donde los actores solo hablan sin decir nada, en donde se hacen señalamientos mutuos que bien podrían compararse con aquellas jornadas de los mercados (con perdón de la gente honrada y trabajadora), que lejos de interesar generan una total indiferencia o bien críticas que van desde lo no comprendido hasta lo insultante.

Lo más lamentable en un año electoral es el incremento de la violencia generada por varias razones: el interés de desplazar oponentes políticos, generar desprestigio a grupos o partidos contrarios, aprovechar el caos para venganzas personales, familiares, etc., la competencia entre partidos políticos.  El gran problema es que siempre los muertos los pone la población que en la mayoría de casos son totalmente ajenos al proceso o simplemente son empleados o trabajadores de los grupos en contienda.

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